Cuatro santos cartageneros. Parte II

Las grandes responsabilidades no solo las tuvieron san Leandro y san Fulgencio, tal y como se puede comprobar en la parte I, sino también los otros dos hermanos santos, tal y como vamos a poder comprobar en esta entrada. Santa Florentina fue abadesa y san Isidoro relevó a san Leandro en Sevilla.

En relación a santa Florentina, señalar que fue considerada como una mujer altamente culta y con un gran deseo de conversión de las almas y de vida monástica. De hecho, tal y como he señalado anteriormente, ostentó el puesto de abadesa desde el que pudo mostrar el camino hacia la santidad a las vírgenes consagradas que tenía a su cargo. Diversas fuentes señalan que su vida se desarrolló en el convento benedictino de Nuestra Señora del Valle de Écija. Inspiró a su hermano Leandro para escribir “Libellus Reglamento SIVE de virginum institutione et de contemptu mundi ad sororem Florentinam”, texto conocido como la regla de san Leandro para las monjas. Además, también influyó para que san Isidoro escribiera el tratado teológico-exegético “De fide catholica contra Iudaeos”. Se le recuerda litúrgicamente el 20 de junio. Aún así, en la diputación de La Palma las fiestas patronales giran en torno al 14 de marzo.

El cuarto de los hermanos santos, san Isidoro ejerció una incansable y rica labor pastoral principalmente desde Sevilla, caracterizada por su profunda personalidad humilde y caritativa. Su ejercicio episcopal en la ciudad hispalense comienza cuando acaba la de su hermano Leandro. Colaboró intensamente a combatir el arrianismo y se preocupó por una adecuada integración del pueblo visigodo en las tierras españolas. San Isidoro promovió el II Concilio de Sevilla, en el que se reconocía la naturaleza de Cristo, tal y como ya se había hecho en los concilios de Nicea y de Constantinopla. También presidió el IV Concilio de Toledo, donde se instó a los obispos a que crearan seminarios y escuelas catedralicias. Además, buscó la unificación litúrgica de toda España y la formación del clero. Tenía una gran preocupación por la formación de los candidatos al sacerdocio.

En relación a la herencia literaria que san Isidoro nos deja, señalar que escribió un buen número de libros, no solo de carácter teológico y eclesiástico, sino también biográfico, astronómico, geográfico y enciclopédico. Destacar su texto más conocido que es “Etimologías” u “Orígenes”, enciclopedia que recoge la evolución del conocimiento desde la antigüedad hasta su época, así como “Hispana”, una compilación de cánones y epístolas episcopales. San Isidoro se convirtió en uno de los hombres más sabios de su época. Sus principales fuentes espirituales eran san Agustín y san Gregorio Magno. Debido a su inagotable trabajo, en 1722 san Isidoro es declarado doctor de la Iglesia por Inocencio XIII, recibiendo así el mayor reconocimiento que hace la Iglesia a la vida de un santo por su legado y su doctrina. Es recordado litúrgicamente el 4 de abril.

Los cuatro hermanos son venerados tanto en la Iglesia Católica como en la Ortodoxa. A pesar de su relevancia eclesial, lo cierto es que la ciudad de Cartagena no los recuerda en su día a día. No existen unas fiestas relevantes en su memoria y no se profesa ampliamente una devoción por los cuatro hermanos. Las instituciones públicas y religiosas no han sido capaces de promover un sentimiento de pertenencia, desaprovechando oportunidades de crecimiento espiritual, así como de turismo tanto religioso como civil. Y es que los santos son nuestros, son cartageneros…


Entrada publicada el 15/10/17