Faros de Cartagena. Parte I

Quienes habéis seguido Ciudad Portuaria desde su creación, recordaréis que, en los primeros años, era el Palacio Consistorial la imagen cabecera de este portal. Sin embargo, posteriormente quise que el protagonismo lo tomase un faro, el de Navidad. Como fieles guardianes del mar, los faros son testigos de naufragios, tormentas y leyendas. Construcciones que han ayudado a muchos navegantes a llegar sanos y salvos a tierra.

En una anterior entrada, tuve la ocasión de hablaros del Fuerte de Navidad, en la que hacía referencia al faro de forma breve. Situado en la explanada del puerto, mirando hacia la bocana, lo podemos encontrar en la parte derecha. Mide once metros y su construcción data del siglo XIX, tiempo en el que también se construyó el Fuerte. Esta torre cilíndrica se caracteriza por tener la base y el cuerpo de color blanco, y la parte superior de color rojo. La luz que desprende es también de este color. Podemos llegar a esta construcción de dos formas principalmente. La primera es por carretera, accediendo por el camino donde se halla Navantia, cuyo inicio se encuentra en el barrio de la Concepción. Y la otra vía, es a través del barco turístico del consorcio "Cartagena, Puerto de Culturas".

Además del de Navidad, el puerto posee otro faro. Me refiero al de la Curra, cuyas características son muy similares a las del anterior. La gran diferencia se denota en que la parte superior es de color verde, al igual que la luz que proyecta. Se encuentra situado en el dique de la Curra, enfrente del Faro de Navidad, en el margen izquierdo del puerto. Ambos faros ejercen de señal para los navegantes, aunque también, los diques donde se sitúan, cuentan con rompeolas que sirven de abrigo para el puerto. Para acceder al Faro de la Curra, lo podemos hacer por carretera, la que nos lleva hasta la playa de la Cortina.


No son faros nacionalmente muy conocidos. No son construcciones, como el faro de Cabo de Palos, que podamos encontrar habitualmente en rankings de construcciones turísticas. Pero sí que son dos torres muy definitorias de nuestra ciudad. Dos torres muy fotografiadas, en las que frecuentemente encontramos a pescadores a su alrededor. Dos luces que se pierden en el horizonte y que dan la bienvenida a todo hombre de mar.

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Entrada publicada el 20/06/16