Aurora Almagro es una joven murciana, católica y maestra que vive con entusiasmo cada una de las labores que realiza en su vida, principalmente las relacionadas con la Iglesia. En el verano de 2011, fue una de las doce personas, de todo el mundo, que tuvo la oportunidad de comer con S.S. Benedicto XVI. En la siguiente entrevista vamos a poder descubrir la felicidad de esta joven.
¿Qué o quién te mueve a participar en la labor que llevas a cabo?
¿Qué o quién te mueve a participar en la labor que llevas a cabo?
Al principio empecé a trabajar en la Pastoral Juvenil como un paso más que daba en mi vida dentro de la Iglesia. Ya era catequista en mi parroquia, estaba implicándome poco a poco en actividades de la vicaría de Murcia, luego a nivel diocesano… Era algo que me motivaba y me llenaba. Pero cuando llevas un tiempo en ello y llegan los momentos difíciles te planteas por qué lo haces, por qué no dejarlo si ya no es tan motivador, y entonces me di cuenta de que continuaba porque era lo que sentía que Dios me pedía que hiciera (y por eso sigo en ello), porque Él me ha ido abriendo las puertas y solo he tenido que dejarme llevar.
¿Cómo vive una joven como tú la Fe?
¿Cómo vive una joven como tú la Fe?
En mi caso en concreto ha sido difícil encontrar una comunidad de referencia con gente de mi edad con la que compartir mi fe y crecer como cristiana. Siempre he estado muy vinculada a mi parroquia y participo allí en todas las actividades y celebraciones que puedo, la gente que pertenece a ella es mi segunda familia y los quiero como a hermanos, pero a veces echo en falta un grupo más reducido con personas que estén en un momento de sus vidas similar al mío. Sin embargo, tengo la inmensa suerte de que mi trabajo en la Pastoral Juvenil me ha dado la oportunidad de conocer a mucha gente con la que compartir mi fe, con un estilo de vida similar al mío… Y aunque no nos veamos de forma habitual me ayuda a saber que no estoy sola.
¿En qué consiste ser Directora del Centro Diocesano de Pastoral Juvenil?
El CDPJ es un organismo dentro de la Delegación de Pastoral Juvenil que se creó con el objetivo de que los propios jóvenes fuéramos los que evangelizáramos a otros jóvenes, ya que somos los que mejor conocemos los intereses que una persona tiene a nuestra edad y podemos llegar mejor a ella. Mi tarea entonces consiste en coordinar esta labor que hacemos y valorar, junto con todo el equipo con el que el CDPJ cuenta, cuáles son las necesidades que en cada momento pueden surgir en nuestra Diócesis de Cartagena con respecto al trabajo con jóvenes.
¿Hay jóvenes en la Iglesia?
Por supuesto que los hay, pero no vamos con una “etiqueta” puesta. Sin intención de ofender a cualquier estilo o filosofía de vida (ahora que están tan de moda las tribus urbanas), los cristianos no nos identificamos vistiendo de una forma en particular o escuchando un determinado tipo de música; a nosotros se nos reconoce por nuestros actos y en la sociedad en la que vivimos a veces la gente está muy ocupada como para fijarse en los demás, solo nos miramos a nosotros mismos y no sabemos reconocer la presencia de Cristo en lo que otros hacen. Quizá este sea el motivo de que a veces no se sienta en el mundo la presencia de los jóvenes cristianos.
¿Nos podrías contar algunas actividades que se organizan para los jóvenes?
Cada vez intentamos ofrecer más variedad y no limitarnos solamente a eventos de tipo festivo, que es quizá lo más visible. La Pastoral Juvenil organiza vigilias de oración, encuentros de jóvenes, ejercicios espirituales, actividades de evangelización, peregrinaciones, campamentos de verano… Se pretende llegar a jóvenes de todas las edades y atender las distintas necesidades que puedan tener, es importante rezar y celebrar, pero también tener momentos de ocio y de compartir experiencias con otros católicos en un contexto lúdico.
¿Crees que la actitud de los jóvenes ante la Iglesia es positiva?
Aurora Almagro recibiendo el Catecismo de la mano del Obispo de la Diócesis de Cartagena |
¿Cómo animarías tú a esos jóvenes a participar en la Iglesia?
Pues depende de la persona, su edad y la situación en la que se encuentre. Normalmente a los de menor edad se les suele animar a participar en las actividades lúdicas antes de hablarles de la parte “seria” de lo que es ser cristiano, porque tienen la imagen de que la Iglesia es aburrida y no les ofrece nada atractivo. Sin embargo, los jóvenes más maduros son a veces conscientes de que falta algo que dé sentido a su vida y lo que necesitan es una invitación a una experiencia de fe intensa que les pueda ayudar a encontrarse con Dios: una oración, un retiro, una celebración… Lo que está claro es que antes de ofrecer nada debemos tener un trato personal con el joven y saber qué es lo que busca.
¿Cómo compaginas tu labor en la Iglesia con el resto de tus compromisos?
La verdad es que he ido dejando muchos de mis otros compromisos por mi labor en la Iglesia, ya que ganaba más de lo que perdía. Hay cosas, como mi trabajo, a las que obviamente no puedo renunciar, e intento que mi interés por las cuestiones de la Pastoral Juvenil no repercuta negativamente en ellas porque les dedique menos atención de la que debería, pero es cierto que a veces no priorizo bien. Mi familia suele ser la que me recuerda que reparta mi tiempo intentando atender a todos los ámbitos de mi vida y hay veces en las que tengo incluso que ponerme horarios para no centrarme solo en aquello que más me apetece hacer, olvidándome de que tengo obligaciones o simplemente de que también es importante buscar tiempo para salir y relajarme.
Durante la pasada Jornada Mundial de la Juventud de Madrid, tuviste la oportunidad de estar muy cerca de S.S. Benedicto XVI ¿Nos podrías contar en qué consistió y cómo fue la experiencia?
Fue desde luego un regalo que aún sigo agradeciendo a Dios. Vino sin que yo lo buscara, el Delegado de Pastoral Juvenil de la Diócesis, Manolo Verdú, me propuso como candidata para participar en la comida que el Papa tendría con 12 jóvenes de todo el mundo y yo no creí que me pudieran seleccionar a nivel nacional, pensé que era muy poco probable. Pero así ocurrió e inesperadamente me encontré representando a los jóvenes católicos españoles y conociendo a un Benedicto XVI mucho más cercano de lo que yo esperaba. Al volver a casa tras la JMJ y reflexionar sobre lo vivido fue cuando más valoré la experiencia que había tenido y me di cuenta de que conocer al Papa y sentirme escuchada por él había renovado mis ganas y mi ilusión por seguir implicada en todo lo que hago en la Iglesia.
Aurora Almagro con S.S. Benedicto XVI |
Respecto al reciente anuncio de la renuncia al Pontificado por parte de Joseph Ratzinger, ¿qué opinas?
Confío plenamente en el criterio del Papa y creo que es una persona inteligente y sabia que habrá meditado mucho antes de tomar esa decisión. Realmente si él cree que no dispone de las fuerzas necesarias para desempeñar su cargo y por eso renuncia es de alabar su humildad, su sentido de la responsabilidad y su amor a la Iglesia.
Finalmente, sobre Cartagena:
- ¿Cuál es tu rincón favorito?
El puerto, es la zona que más conozco y me parece un sitio estupendo para pasear. Siempre que he ido he pasado buenos ratos allí.
- ¿A qué cartagenero/a admiras más?
Pues, sinceramente, no sabría decirte a alguien en concreto y menos aún a algún personaje conocido. No por el hecho de que no conozca a ninguno, sino porque tampoco podría nombrar a alguna persona ilustre de cualquier otro lugar a quien realmente admire por algo que haya hecho. Yo admiro a personas a las que conozco y sé el trabajo que hacen en su día a día por mejorar el mundo en el que vivimos. Y sí, cartageneros así hay muchos, pero son casi todos anónimos.
- ¿Qué deseo pides para la Ciudad Portuaria?
Pido fuerzas e ilusión para los jóvenes católicos cartageneros, que la gente cuando vaya a Cartagena no solo descubra una preciosa ciudad sino también a unas personas maravillosas y llenas de Dios.