De Cerca: Francisco Montesinos

Francisco Montesinos, presbítero, nació en Lorca en el año 1938. Hijo adoptivo de Cartagena, ha desempeñado y desempeña un gran servicio a los demás, lo que le ha otorgado un merecido cariño y reconocimiento por parte del pueblo cartagenero. Actualmente es rector de la Basílica de la Caridad, director del Centro Coordinador de Cáritas Cartagena, así como de la Casa de Formación y Espiritualidad San José, entre otras responsabilidades. Reconoce que en su vida son tres las personas que más le han marcado: su madre, el Cardenal Tarancón, por su amor a la Iglesia, y D. Javier Azagra, por la sencillez y su amor hacia las personas. Conozcamos, a través de esta entrevista, más de cerca a D. Francisco, Paco para los amigos…

Lorquino de nacimiento y cartagenero de adopción. ¿Qué supone para usted este hecho?

Lorquino siempre. Uno quiere siempre a su pueblo con todo su corazón, con toda su alma. Siempre llevo a Lorca muy dentro de mí. Sin embargo, en Cartagena cuando comencé a trabajar la gente empezó a quererme. El que me nombraran hijo adoptivo de la ciudad, en 1998, fue para mí una alegría inmensa, porque yo sentía muy profundamente a Cartagena y el ser hijo de la ciudad.

Gran parte de su vida la ha pasado en la Ciudad Portuaria. ¿Le gustaría poder regresar algún día a Lorca?
  
Allí tengo el sentimiento de mi familia y de mi pueblo. El no tener una labor que hacer, sería triste para mí. En Cartagena encuentro la fuerza que me mueve a servir. Son ya muchos los años que llevo aquí.

Refiriéndome ahora a la labor que ha realizado y realiza ¿con cuál se ha sentido o se siente más gratificado?  

Con 17 años, antes de irme al Seminario, trabajando en un barrio gitano encontré mi vocación. Allí descubrí que mi vida tenía que estar dedicada a los pobres y a los que más sufren. El hecho de estar junto a ellos es la ilusión de mi vida. Donde me siento más cómodo es ahí. También he trabajado con las familias, con los jóvenes, así como en otras facetas: en televisión, radio… pero es con los pobres donde me siento más gratificado.
  
En su servicio a la caridad, ha promovido diversas iniciativas como el economato “Los Panes y los Peces” o el comedor social “Jesús, Maestro y Pastor”. ¿Existe mucha necesidad en la sociedad cartagenera?
  
Hoy en día nos ha tocado vivir una crisis muy grande. Siempre he intentado trabajar promocionalmente. Nunca me ha gustado la asistencia, en el sentido de que tú les das de comer a los que lo necesitan y punto. No… es algo más. Es sacarlos de la pobreza. 

El primer proyecto que promoví en Cartagena fue un comedor infantil, cuando era párroco de San Diego. Posteriormente, con grandes resultados, desde Cáritas creamos la tienda de ropa “Óbolo”. Por una pequeña colaboración los más desfavorecidos pueden adquirir vestimenta. Además, gracias a este proyecto se les ha dado trabajo a personas que lo necesitan.

Tomando la idea de Sevilla, también creamos el economato. Las personas necesitadas atendidas sólo abonan el 25% del precio de los productos. El otro 75% es donado por unos “padrinos”. Esto es una belleza. De esta forma muchas personas pueden acceder a alimentos, así como a otros productos de primera necesidad. Sin duda alguna es una dignificación del ser humano. 

Por otra parte, dada la actual situación en la que muchas personas no tienen trabajo con el que conseguir alimento, hemos puesto en marcha el comedor social. Mi intención con esta iniciativa no es que solamente se dé de comer, sino que también se pueda dar diálogo, amistad, comprensión… En esa situación de comer, dar calor y ternura a las personas, tal y como nos anima el Papa Francisco, para mí es elemental. 


¿Nos podría contar otras labores sociales a las que atiende?
  
Antes de ello, me gustaría expresar un sentimiento que he tenido desde joven. Cuando decidí irme al Seminario, pensando en que podía hacer el bien a la gente, tenía claro que mi exigencia hacia a los pobres iba unida a mi amor a la Eucaristía, a Jesucristo. Si no fuera por el Señor no tendría sentido mi fe y por tanto mi servicio a los más necesitados.

Respondiéndote ahora a lo que me has preguntado, señalar que desde la Cofradía Marraja quise crear una residencia para los ancianos necesitados. Con el Hogar de Betania, la Cofradía también podría responder a una labor social y así no sólo atender a las procesiones. 

En otros pueblos también he podido llevar a cabo la labor social. Siempre me ha llamado el fijarme en la persona que sufre. 

Su labor espiritual, como sacerdote, ha dejado huella en muchos cartageneros. ¿Es fácil anunciar el Evangelio dadas las condiciones sociales de hoy en día? 
 
Desde mi punto de vista, creo que no está en la gente el hecho de anunciar el Evangelio. La alegría del Evangelio parte de mí. Si yo estoy enamorado del Señor, tendré que anunciarlo. Esto es lo que he intentado hacer con quienes he trabajado. De aquí es donde nace toda la fuerza. Con el Señor todo tiene explicación.


Durante 28 años, usted ha sido Capellán de la Cofradía Marraja, por lo que le convierte en una persona emblemática de la Semana Santa de Cartagena. ¿Ha llovido mucho desde que usted empezó hasta ahora?
  
Ha llovido, ha tronado, ha diluviado y ha nevado… Sí, el cambio ha sido grande. Cuando comencé a trabajar en la Semana Santa, sentía que esta y la Iglesia eran dos cosas paralelas. Creí que lo importante era que los cofrades pudieran descubrir a Jesús en su vida. Éste ha sido mi principal objetivo durante todos estos años. 

Aunque haya servido de forma ingente a la Cofradía Marraja, conocido es su amor por el Paso Blanco de Lorca. Ahora que no tendrá que prestar tanta dedicación a la Semana Santa de Cartagena ¿responderá con mayor fervor a su sentimiento?
  
No, puesto que al no vivir allí es difícil. Siempre que me llaman voy con mucho cariño, pero mi obligación está en Cartagena. 

El curso pasado, el templo de la Caridad, del que usted es Rector, fue declarado Basílica. ¿Es un logro para Cartagena?
  
Un logro inmenso y precioso. Cartagena necesitaba tener una Basílica en honor a la Santísima Virgen de la Caridad. Estoy muy feliz de que el Papa nos lo haya concedido. El acercar a las personas al Señor y a la Virgen es algo muy hermoso. 

La Virgen, en su advocación de la Caridad, levanta muchas pasiones en la Ciudad Portuaria. ¿Podría decir que son abundantes las gracias que la Patrona ha concedido a su pueblo? 
  
El hecho de que las personas vengan a ver a la Virgen, a contarle sus problemas y necesidades, a traerle flores, así como a participar en las Eucaristías, supone un encuentro precioso entre la Madre y sus hijos. La gran devoción demuestra que son abundantes las gracias concedidas… 

Muy reconocidas, también, han sido sus comunicaciones, tanto orales a través de las homilías, por ejemplo, como escritas, por medio de los libros que ha publicado. ¿Cómo valora este don? 
  
Desde joven siempre me ha gustado estudiar. El predicar, el anunciar con la palabra es algo con lo que he disfrutado mucho. Además, también trabajé en los periódicos, en la televisión y en la radio, poniendo siempre al Señor por medio, para poder llevar a cabo la labor social a la que me he sentido llamado. 

También es conocida su afición por los belenes. ¿De dónde le viene?
  
De mi padre… era un “manitas”. Esta afición es algo que hemos vivido muy intensamente, en mi familia, desde siempre. Recuerdo con cariño cuando, en verano, iba con mi madre al mercadillo de Torrevieja y me señalaba cosas que me podían servir para el belén. Ha sido una ilusión para toda la familia. 

Por último, sobre Cartagena: 

  • ¿Cuál es su rincón favorito?

Además de la Caridad, el mar. No podría vivir en una ciudad sin mar. He estudiado, he trabajado y he orado mucho frente al mar. Esa infinitud, esa majestad, ese colorido… convierten al mar en mi gran compañero de camino. 

  • ¿A qué cartagenero/a admira más?

Responder a esta pregunta es algo difícil. Son muchas las personas que me han acompañado y apoyado a lo largo de mis diferentes responsabilidades. En una época también fui profesor en Maristas, de la que mantengo a algunos alumnos que son grandes amigos. También tengo en mi mente a personas que han colaborado y colaboran con mi tarea en Cáritas. 

Aparte del aspecto religioso, a Pilar Barreiro también la considero una gran amiga. Nos conocemos desde antes de que accediera a la alcaldía. Pienso que ha hecho mucho por Cartagena. 

  • ¿Qué deseo pide para la Ciudad Portuaria?

Que no se aparte del camino del bien, de la unidad. Que valore la presencia del Señor. Que trabajemos todos juntos por la ciudad, para que nadie se sienta excluido de esa lucha por la limpieza, por el orden, por el trabajo…

Mostrando mi agradecimiento a D. Francisco por haber compartido con nosotros su tiempo, finalizo esta entrevista citando una frase suya: “lo más bonito de mi vida ha sido poder hablar de Jesucristo”. 

Entrada publicada el 19/03/14