La quema de la Asamblea Regional

En el año 1992 ocurrió un episodio histórico de grandes repercusiones en distintos niveles. En el contexto de la crisis industrial, el parlamento regional ardió en llamas. En 2017 se cumplieron 25 años de este hecho, que tuvo lugar un 3 de febrero.

La crisis industrial de 1992 tuvo graves consecuencias para la comarca de Cartagena. La ciudad, carente de innovaciones así como de buenas vías de comunicación, vivió una situación muy desalentadora para todos sus vecinos, que muchos de ellos vieron perder sus puestos de trabajo. En aquella época, la ciudad contaba con importantes empresas industriales: Potasas y Derivados (situada en la entrada de la ciudad), Española del Zinc (en Torreciega), Peñarroya (en Santa Lucía), Bazán -actual Navantia- (en la zona este del puerto situados en la ciudad), así como Fesa, Enfersa, Asur, Repsol o Enagas (localizadas en Escombreras).

Además de los problemas industriales, señalar la paupérrima situación agrícola, que debido a la desertización, salinización y escasez de agua, sufrió graves dificultades como las restricciones de riego.

Aquel año, tal y como se recordó anteriormente, el Partido Socialista Obrero Español gobernaba la ciudad, la región y el país. Diferentes políticas del Gobierno de España, con el fin de ajustarse a los planteamientos de Europa, promovieron la reconversión industrial y la privatización de empresas, teniendo importantes consecuencias para el sector. Además, esta preocupante situación provocó la paralización de importantes inversiones en la Ciudad Portuaria por parte de empresas, como General Electric. Se llegó a cifrar en 60.000 los puestos de trabajo que estaban en peligro directa o indirectamente, siendo la mitad de la población actividad de la ciudad en aquel momento. Los despidos empezaron a ser efectivos con el cierre de la empresa Portman Golf. 


El Ayuntamiento de Cartagena no se encontró capacitado para dar soluciones, puesto que atravesaba una situación económica precaria. Ante este desalentador panorma, los trabajadores de la industria no se quedaron paralizados. Las principales empresas afectadas fueron Bazán, Fesa, Enfersa, Asur y Peñarroya, aunque todo el sector se comprometió con la causa. El hecho más trascendental de las movilizaciones de esta crisis fue la quema del edificio del parlamento autonómico.

Los representantes sindicales esperaban para reunirse con el presidente autonómico, Carlos Collado. La respuesta la recibieron por parte de la policía, bajo las ordenes de la Delegación del Gobierno que no fue capaz de gestionar adecuadamente la situación. Ante estos hechos, los trabajadores se desplazaron rápidamente hasta el parlamento autonómico calentados por anteriores disturbios. A la vez que coches y contenedores ardían, en una tensa atmósfera, alguien lanzó un cóctel molotov en un ventanal de la sala de conferencias del edificio. En poco tiempo se propagó el fuego, lo que provocó un acontecimiento que aún está en la retina de muchos: la quema de la Asamblea Regional. Sin duda alguna, un hecho insólito en nuestro país.

Entrada publicada el 15/04/18